sábado, 22 de marzo de 2008

VIERNES SANTO EN LORCA










Ningún día hay más grande para la población del Sureste español que el Viernes Santo, en que la ciudad, entre la fe y la tradición, se moviliza a conmemorar la Pasión de Cristo.

Desde bien pronto comienza el desfile penitencial, con el rezo del vía crucis desde la Iglesia de San Francisco hasta el Calvario.

Seguidamente, se realizan las visitas a las Capillas de Ntra. Sra. de la Amargura y de los Dolores, en sus respectivas sedes de Santo Domingo y San Francisco, en las que se muestra una somera exposición de los bordados de la ciudad y de las imágenes de las respectivas patronas de las dos grandes cofradías lorquinas, “los blancos y los azules”, que son los que acogen los afectos y emociones de los lorquinos, en una forma diferente de procesionar.

El Viernes Santo en Lorca se revive Jerusalén, es por ello, que resulta más propio denominarlos como “Desfiles bíblico-pasionales” que como procesiones, ya que presentan muchas imágenes del Libro Sagrado, en lo que resulta un viaje por los principales pasajes bíblicos, más allá de la evangélica pasión de Cristo.

Así personajes bíblicos como los reyes David y Nabucodonosor, con sus respectivas cortes a caballo, Cleopatra, la reina de Saba, Nerón, o los jóvenes arrojados al fuego, los cuatro jinetes del Apocalipsis, todos ambientados en su época, bien en carrozas, carros de caballos, cuadrigas con sus aurigas, grupos de caballería diversa (romana, judía, egipcia, o etiope), representan la parte de la historia sagrada, que aúna el Antiguo con el Nuevo Testamento, Nueva Alianza con Dios. Todo lo cual se complementa, con la parte religioso-pasional de tronos con imágenes sacras que rememoran la trágica muerte de Cristo, todo lo cual acompañado de sus respectivas bandas de música, con uniformidad al uso, bandas de cornetas y tambores y legiones romanas, hacen que el espectador se vea sumido en los diversos pasajes bíblicos que se representan, de ahí que ese día Lorca se transmute en la Jerusalén bíblica.

Y a todo lo anterior, hemos de añadirle la tradicional disputa entre las dos grandes cofradías de blancos y azules que hacen que toda la población, de uno u otro modo, tome partido por uno u otro grupo y se implique emocionalmente en los desfiles bíblicos de Semana Santa, dándole todo ello un toque extraordinario que le hacen únicos e inigualables, y dignos de ser conocidos.

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